viernes, 5 de mayo de 2017

FEUD: Bette and Joan. 2017. Serie de TV.

Cine y feminismo son dos conceptos que, tristemente, han seguido por lo general caminos paralelos. Hemos tenido que esperar mucho tiempo para ver en la pantalla a personajes femeninos con relevancia y protagonismo. Si bien en las últimas dos décadas esto se ha solventado un poco, no hay duda de que estamos muy lejos de alcanzar la igualdad en el séptimo arte. El número de mujeres nominadas y ganadoras en cualquier gala de premios es sensiblemente inferior al de los hombres. Las personajes femeninas protagonistas en películas y series son mucho menos frecuentes que los masculinos. El test de Bechdel, que si bien no mide lo feminista que es un film, sí la presencia femenina en él, sigue sonrojando al 80% de películas que se estrenan en la actualidad. Y el pánico a envejecer aún hoy lo experimentan muchas actrices. En el cine clásico ha habido notables y honrosas excepciones en cuanto a obras feministas. "Alma en suplicio", "La sal de la tierra" o la española "Calle mayor", entre otras, nos dieron lecciones de feminismo ya en los años 40 y 50. Pero no eran más que eso, excepciones. Un oasis en medio de un desierto de machismo y misoginia que las mujeres que querían actuar y dirigir en la época dorada del cine tuvieron que sufrir. "FEUD: Bette y Joan" es una serie creada por Ryan Murphy que analiza esta situación a través de la relación que tuvieron dos de las mejores actrices de la historia: Bette Davis y Joan Crawford, sobre todo en el contexto de la producción y rodaje de "¿Qué fue de Baby Jane?".

Cuando Robert Aldrich rodó la película, ambas actrices ya habían superado hacía tiempo los 50 años. Lo primero que nos muestra la serie es el desasosiego de las dos ante la ausencia de ofertas de trabajo. Hasta el punto de que es Joan la que tiene que sacar adelante el proyecto, convenciendo a Aldrich, para que éste convenza a Jack Warner, que se mostraba realmente reacio a financiar el film. Baby Jane fue un éxito rotundo, y con posterioridad la serie va a explicar la injusticia que supuso el "reparto de mérito". Crawford no fue nominada al Oscar, Davis sí pero no lo ganó; las dos siguieron sin recibir guiones importantes; Warner presumió de colocar la película entre las más vistas del año; y Aldrich, que hasta el momento se consideraba un director más bien del montón, consiguió financiación para rodar los proyectos que quería (entre ellos, "Doce del patíbulo").

Aunque en teoría la serie se centra en la rivalidad de las dos estrellas, considero que el mayor atractivo de la misma no está en ese tema. La denuncia del trato a la mujer en el Hollywood de mediados de siglo, las actitudes de las protagonistas ante las adversidades de su profesión (Crawford, desesperación; Davis, rebeldía) o las pequeñas muestras de sororidad de ambas a pesar del ya mencionado contexto de hostilidad son el mayor atractivo de la serie. Los diálogos de FEUD son realmente extraordinarios, no se veían conversaciones tan mordaces e irónicas en la televisión desde "Mad men". Y es que la construcción y desarrollo de personajes se parece mucho al de la obra maestra de Mathew Weiner: vamos a conocer a Crawford, Davis y el resto de protagonistas mediante sublimes duelos dialécticos entre ellas.




La obra consigue expresar y explicar a la perfección la absurda rivalidad y competitividad a la que son empujadas las mujeres en casi cualquier ámbito profesional. El cine, por lo visto, no es ninguna excepción. Joan y Bette son dos de las mejores actrices que han existido, pero se embarcan en una enemistad sin sentido motivada por las inseguridades que sufren. Hacia el final de la serie, ambas se lo "confiesan" a la otra. En medio de una discusión, se preguntan mutuamente qué se sentía al ser la más guapa del mundo (Crawford) y las más talentosa (Davis). La respuesta de las dos es idéntica: "era (en pasado) estupendo, pero nunca fue suficiente". Creo que es uno de los momentos cumbre de toda la obra. Con pocas palabras se consigue reflejar los dos leitmotivs de la serie. Por una parte, el pretérito imperfecto que usan las dos al responder manifiesta la trágica nostalgia del éxito pasado y perdido que tantas veces y de forma tan brillante hemos visto en el cine ("El crepúsculo de los dioses", "Eva al desnudo" o la más reciente "The artist"). Por otro, supone una denuncia de la leonina exigencia a la que las actrices son sometidas por parte de directores, productores y público. No es el único momento en el que se van a plasmar estas dos ideas. Muy al contrario, a lo largo de sus ocho episodios la serie va a hacer bastante hincapié en evidenciar estas problemáticas.

Reto increíblemente complicado el que tenían Susan Sarandon y Jessica Lange, que interpretan a Davis y Crawford, respectivamente. Las dos están extraordinarias. En mi opinión, sobre todo Sarandon, que ya en la primera escena le oyes hablar y te parece estar viendo a Margo Channing. Bien es cierto que Bette Davis es un personaje más atractivo que Crawford. La primera se nos muestra como una mujer con carácter y personalidad, nociones feministas (llega a citar "La mística de la feminidad") y cierta actitud subversiva contra el machismo establecido. A Joan, por su parte, se la retrata como una mujer más frágil, más permeable e influenciable por el contexto en el que se encuentra, con algunos ataques de dramática desesperación. Eso contribuye a que veamos una personaje en ocasiones excesivamente manipuladora e irracional.

La primera mitad de la serie está completamente centrada en el rodaje de "¿Qué fue de Baby Jane?", y durante toda ella se va a hacer referencia a multitud de películas de los años 40, 50 y 60. Además de los personajes ya mencionados, también van a aparecer otras históricas como Hedda Hopper, Olivia de Havilland, George Cukor o Frank Sinatra. Todo esto hace que se disfrute mucho más de la narración si se tiene cierta afición por el cine clásico estadounidense y, sobre todo, si se ha visto la película sobre la que gira. Es, por tanto, muy recomendable ver Baby Jane antes de iniciar la serie si se tiene pendiente, e incluso hacer un revisionado si no es así.

Nos encontramos ante una de las mejores series de lo que va de año. FEUD recupera el espíritu del cine clásico sobre el que precisamente habla poniendo el guión, el diálogo entre personajes, como eje central sobre el que gira la trama. Se construye así una narrativa apasionante gracias al encanto de las protagonistas, y huyendo y renunciando completamente a la acción externa de la que tanto bebe el cine y las series modernas. Como ya he dicho antes, muy al estilo y a la altura de "Mad men" o "A dos metros bajo tierra".


Nota: 9/10

Lo mejor: diálogos brillantes; Sarandon  y Lange se comen la pantalla, sobre todo la primera.

Lo peor: Joan Crawford sale un poco mal parada en la presentación de su personaje.

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