lunes, 30 de noviembre de 2015

Lost in translation. 2003. Sofia Coppola.

    Son pocas las ocasiones en las que una ciudad se puede contar entre los protagonistas de una serie o una película. En "Treme" o "The wire", de David Simon, tanto New Orleans como Baltimore tienen un papel fundamental en la obra. En el cine también hemos visto ejemplos, como "Midnight in Paris" de Woody Allen o, en este caso, Tokio en "Lost in translation".

   Bill Murray interpreta a Bob Harris, un talentoso actor que atraviesa una crisis de actividad creativa. Ya tiene cierta edad y siente que en la última etapa de su carrera los proyectos que ha emprendido no están a la altura de lo que él es capaz de dar. La situación de este personaje se asemeja bastante a la que Michael Keaton sufre en la reciente y brillante "Birdman". En este contexto, Harris viaja unos días a Japón a rodar unos poco estimulantes spots publicitarios.

   Allí se encuentra Charlotte, una jovencísima chica en una situación similar, pero por motivos diferentes. Ella, a diferencia del personaje de Murray, aún no ha encontrado su camino. Recién licenciada en filosofía, está en Tokio acompañando a su pareja, que es fotógrafo y pasa mucho tiempo trabajando. Scarlett Johansson, en uno de sus primeros papeles relevantes, consigue transmitir a la perfección la tristeza que aqueja a Charlotte por la falta de proyectos individuales, tanto personales como profesionales.




    Así, la película gira en torno a estos dos personajes (tres si incluimos a la ciudad), que comparten unos sentimientos de desazón, aburrimiento, tedio y crisis existencial por motivos, como ya hemos dicho, diferentes, pero con idéntico resultado. Bob y Charlotte empiezan a conocerse y entre ellos nace un afecto que se basa en la necesidad que los dos tienen de que alguien comprenda su situación, de sentir que no están solos con sus problemas.

    Dicha necesidad se ve altamente agravada por encontrarse en un país diferente, ajeno y extraño que ninguno de los dos es capaz de comprender, más aún encontrándose tan lejos de sus familias y amigos. Probablemente Tokio sea una ciudad para disfrutar enormemente desde un punto de vista turístico, pero en el momento en que se encuentran ambos personajes y las razones que les han llevado allí hacen que las dificultades que atraviesan se acentúen profundamente. Y esta es, para mí, la mayor virtud de la película. Sofia Coppola consigue que el espectador sienta en sus carnes el desarraigo cultural y social que sus dos protagonistas tienen que soportar. A través de situaciones que van desde lo insólito a lo absurdo, se experimenta perfectamente el desconcierto en el que se instalan ambos. Sin duda, Tokio es el pilar fundamental de la obra, la ciudad que establece el contexto en el que nadan y que consigue alcanzar un grado mucho más elevado de identificación con los personajes.

   El trabajo de los dos actores es realmente bueno. Desde una interpretación sosegada se traslada perfectamente la desesperanza de ambos personajes de manera íntima pero clara. Johansson empezaba a dar muestras de lo gran actriz que es, y que luego confirmaría en "Match Point" y tantos otros papeles. Murray, como siempre, genial.

   En su debe, la obra podría haber profundizado más en la relación entre ellos mediante el diálogo, pero es obvio que el objetivo de la directora era mostrarnos ésta más allá de las palabras. Los gestos y las miradas dicen mucho más que las conversaciones en este caso. La crítica que sí se le puede hacer es el ritmo narrativo. Entiendo que se trata de exponer la historia desde un punto de vista íntimo e incluso onírico, pero creo que durante parte del relato no se hubiera echado de menos algo más de ritmo.

  Estamos ante una de las historias más icónicas del cine de principio del siglo XXI, donde se nos muestra una relación atípica pero fácil de entender gracias a, como ya se ha dicho, la perfecta descripción del contexto geográfico y cultural que proporciona la capital japonesa. Bastante recomendable, si te gustan las historias tristes de encuentros casuales y trascendentes.


Nota: 7/10.
Lo mejor: Tokio y lo importante que es su papel en la historia.
Lo peor: el ritmo que marca no nos va a provocar un ataque al corazón.
Otras películas interesantes de la directora: "Las vírgenes suicidas".